Miami, La Capital Mundial del Béisbol
Por Rafael Henríquez.
El pasado 11 de marzo se dio cita en el estadio Loandepot Park, hogar del equipo de Grandes Ligas, Miami Marlins, el "Pool D" que congregó las selecciones de cinco países de 20 participantes en la primera ronda del Clásico Mundial del Béisbol. En esta misma sede se jugó una pata de los cuartos de final, la semifinal y la gran final, albergando así en "La Ciudad del Sol" el grueso más importante de partidos que concluyó con el enfrentamiento por el campeonato entre Japón y USA.
Todos sabemos que Japón logró su tercer trofeo mundialista, consagrándose como el país de mejor calidad beisbolística y mayor ganador de esta justa organizada por Mayor League Baseball (MLB).
Pero lo que no podemos pasar por alto es la manera tan extraordinaria en que Miami se convirtió en La Capital Mundial del Béisbol. Del 11 al 21 de marzo las puertas de este estadio congregó un sin número de objetos alusivos a los diferentes países, que más que un torneo deportivo, parecía un defile cultural de naciones participantes. Güiras, tamboras, matracas, sobreros charros, trajes samurai, botas vaqueras, pancartas políticas de libertad, ritmos musicales autóctonos, artes culinarias endémicas. Todo un flujo de tradiciones y culturas que confluyenron armoniosamente y con una hermandad de respeto admirable.
Toquemos algunas cifras, en la temporada 2022, los Marlins de Miami jugaron 81 partidos como local en el Loandepot Park, vendiendo 907,487 taquillas; números muy buenos comparados con años anteriores y aún sintiendo la resaca de la pandemia. Durante los partidos del Clásico Mundial de Béisbol escenificados en este complejo deportivo 475,269 fanáticos vistiendo los colores de sus países pagaron su boleta, más de la mitad que asistió en apoyo a los Marlins y en tan solo 25 juegos que se efectuaron en este parque de pelota.
La euforia, el estruendo, la música, los embajadores artísticos de cada nación, la afición desbordada, las cachapas y arepas, los hotdogs y pizzas; las cervezas, el tequila y ron. Las beldades latinas tongoneando sus curvilíneas figuras, los fornidos jóvenes mostrando su opulencia. La algarabía mexicana mezclada con la serenidad japonesa. El bullicio boricua haciendo rima con el cadencioso merengue dominicano. La sonrisa nicaragüense que mostraba la esperanza de poder pisar nuevamente su país secuestrado daba fuerzas a un conglomerado cubano que se arrojaba al terreno de juego con enseñas de libertad para su isla.
Miami fue durante dos semanas, entre lágrimas y risas, frustración y burlas, sentimientos y esplendor, colores y sabores, la Capital Mundial del Béisbol.
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